
Desde el lunes está lloviendo en Madrid, es noticia en la prensa y en los telediarios, conversación común en bares, oficinas y ascensores estos días...
Con los pantanos al 40% de su capacidad y sin caer una gota desde hace meses sobra decir que esta lluvia es más que bienvenida. Pero vivir en una ciudad en la que raramente caen cuatro gotas juntas tiene sus inconvenientes, es comenzar a llover y montarse el lío. El metro inundado (sí, ése, el mismo que supuestamente vuela), alcantarillas que no tragan, charcos enormes en las calles, coches de bomberos de aquí para allá, atascos de hasta 180 km y en mi caso, no tener unas buenas botas para la lluvia en mi armario.
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